HARRY POTTER Y LA CÁMARA SECRETA
Título original: Harry Potter and the chamber of secrets.
Autor: J. K. Rowling.
Fecha de publicación: 1998.
Editorial: Salamandra.
Páginas: 288.
Sinopsis:
"Tras derrotar una vez más a Lord Voldemort, su siniestro enemigo en Harry Potter y la piedra filosofal, Harry espera impaciente en casa de sus insoportables tíos el inicio del segundo curso del Colegio Hogwarts de Magia y Hechicería. Sin embargo, la espera dura poco, pues un elfo aparece en su habitación y le advierte que u na amenaza mortal se cierne sobre la escuela. Así pues, Harry no se lo piensa dos veces y, acompañado de Ron, su mejor amigo, se dirige a Hogwarts en un coche volador. Pero ¿puede un aprendiz de mago defender la escuela de los malvados que pretenden destruirla? Sin saber que alguien ha abierto la Cámara de los Secretos, dejando escapar una serie de monstruos peligrosos, Harry Potter y sus amigos Ron y Hermione tendrán que enfrentarse con arañas gigantes, serpientes encantadas, fantasmas enfurecidos y, sobre todo, con la mismísima reencarnación de su más temible adversario."
Retrasé esta reseña tanto como pude, pero ya leyendo el séptimo libro, actualmente, creo que no lo puedo posponer más. El asunto es que este libro es el responsable de que casi no siga leyendo las aventuras del señorito Harry Potter, y les diré por qué:
La cámara secreta es un libro corto, es muy corto, y sin embargo leerlo me tomó el mismo tiempo que me tardé leyendo La orden del fénix; la diferencia es que este último sí es largo, pero el otro me aburrió abundantemente de principio a fin. Quiero decir, cada vez que tomaba el libro leía cerca de cinco páginas y lo volvía a cerrar, porque la verdad es que no despertaba mi interés ninguno de los acontecimientos. Sé que es un libro para niños, sé que los primeros tres libros son para niños, pero me parece que eso no justifica mi aborrecimiento hacia este pedazo de la saga. Entiendo que en una historia tan amplia y con tantos detalles no todos los libros van a ser buenos, pero hasta ahora, de los seis que he leído, éste ha sido la mayor decepción.
En este libro, más que en todos, Harry y su combo son particularmente metiches; si nos ponemos a ver, las cosas que les ocurren en el libro les ocurren porque ellos estuvieron metiéndose donde no debían. Por supuesto, entiendo que este libro es más que todo relleno y está ahí como referencia para los libros siguientes, y eso lo supuse cuando terminé de leerlo, por eso no quise reseñarlo de inmediato. Sin embargo, eso no evita, una vez más, mi aborrecimiento.
Harry tiene una facilidad para salirse con la suya que me hastía, y que se sigue viendo más adelante. No es que el personaje me caiga mal porque, como dije en La piedra filosofal, en general puedo entender a todos los personajes, pero creo que la autora se excede en este tipo de cosas. Entre otras cosas, me parece que el aire de celebridad que se respira al rededor de Harry es fastidioso y agotador de tantas veces que se repite. Sí, entendemos que el muchacho sobrevivió ante Voldemort en varias ocasiones ya, pero no es necesario reivindicar su importancia tantas veces ni tan seguido; es que Harry Potter puede hacerlo todo.
Quiero decir muchas más cosas, no todas negativas, pero estaría metiéndome en materia de los libros que están después de éste, así que prefiero no hacerlo. El punto es que sí puedo entender por qué este libro es importante para la saga, como todos, pero creo que se pudieron resumir muchas cosas y que se pudo contar de una mejor manera.
Retrasé esta reseña tanto como pude, pero ya leyendo el séptimo libro, actualmente, creo que no lo puedo posponer más. El asunto es que este libro es el responsable de que casi no siga leyendo las aventuras del señorito Harry Potter, y les diré por qué:
La cámara secreta es un libro corto, es muy corto, y sin embargo leerlo me tomó el mismo tiempo que me tardé leyendo La orden del fénix; la diferencia es que este último sí es largo, pero el otro me aburrió abundantemente de principio a fin. Quiero decir, cada vez que tomaba el libro leía cerca de cinco páginas y lo volvía a cerrar, porque la verdad es que no despertaba mi interés ninguno de los acontecimientos. Sé que es un libro para niños, sé que los primeros tres libros son para niños, pero me parece que eso no justifica mi aborrecimiento hacia este pedazo de la saga. Entiendo que en una historia tan amplia y con tantos detalles no todos los libros van a ser buenos, pero hasta ahora, de los seis que he leído, éste ha sido la mayor decepción.
En este libro, más que en todos, Harry y su combo son particularmente metiches; si nos ponemos a ver, las cosas que les ocurren en el libro les ocurren porque ellos estuvieron metiéndose donde no debían. Por supuesto, entiendo que este libro es más que todo relleno y está ahí como referencia para los libros siguientes, y eso lo supuse cuando terminé de leerlo, por eso no quise reseñarlo de inmediato. Sin embargo, eso no evita, una vez más, mi aborrecimiento.
Harry tiene una facilidad para salirse con la suya que me hastía, y que se sigue viendo más adelante. No es que el personaje me caiga mal porque, como dije en La piedra filosofal, en general puedo entender a todos los personajes, pero creo que la autora se excede en este tipo de cosas. Entre otras cosas, me parece que el aire de celebridad que se respira al rededor de Harry es fastidioso y agotador de tantas veces que se repite. Sí, entendemos que el muchacho sobrevivió ante Voldemort en varias ocasiones ya, pero no es necesario reivindicar su importancia tantas veces ni tan seguido; es que Harry Potter puede hacerlo todo.
Quiero decir muchas más cosas, no todas negativas, pero estaría metiéndome en materia de los libros que están después de éste, así que prefiero no hacerlo. El punto es que sí puedo entender por qué este libro es importante para la saga, como todos, pero creo que se pudieron resumir muchas cosas y que se pudo contar de una mejor manera.
Simplemente no me gustó.
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